miércoles, 24 de junio de 2009

La creencia y adoración de ídolos



Colaboración de Linda Azucena Rosas Vázquez/asesora L.D.G. Estrella Pizano Pantoja/Diseño Gráfico/plantel Moroleón-Uriangato

La finalidad de este trabajo, es demostrar que no se ha dejado de creer en la naturaleza y adorar ídolos; sólo nos cambiaron a los dioses de piedra, por imágenes de santos, seres más humanos, pero con atributos divinos.

Gracias al estudio de las costumbres de lo que fue la Gran Tenochtitlán, los Aztecas, Mayas y otras civilizaciones, se realizó una investigación para conocer los beneficios que otorgaban los dioses, los favores que concedían, qué atributos se les daba a cada uno de ellos, la forma en que se representaban y la forma en que les adoraban.


Por otro lado, se hizo una comparación con los elementos que integran el sincretismo religioso; esto es, la fusión de la Cultura Prehispánica con la religiosidad impuesta por la Conquista y los resultados muestran que no hemos cambiado mucho en cuanto a creencias, ya que existen semejanzas entre los dioses y los santos. Por ejemplo: Tláloc (Dios de la lluvia) y San Pedro, a los dos se les relaciona con el fenómeno de la lluvia.

La diferencia es que para el primero, los indígenas realizaban danzas y al segundo, se le hace oración. Lo mismo sucede con la diosa Coatlicue, que es comparada con la Virgen María y la diosa Tonantzin con la Virgen de Guadalupe, ya que representan a la madre que da a luz al divino hijo.

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